Se avecina el pequeño gran cambio. Y no porque haya pasado nada de lo planificado, deseado, esperado o soñado...no, sencillamente porque he decidió dejar de buscarlo.
Despierto del letargo...esa idea ficticia que nos hicieron creer de que tomando las decisiones correctas llegaríamos al tan ansiado Itaca, se desvanece..."Itaca no existe mi pequeña niña". Itaca se construye cada día a través de nuestras elecciones cotidianas. Algunas resultaron ser más sabias basadas en sopesadas razones...otras simplemente fueron cuestión del corazón... Pero todas, sin duda alguna, acertadas...porque me trajeron aquí y ahora, a pesar de que aquí y ahora no signifique nada, porque aquí podría ser allí y el mundo seguiría girando. Pero a la vez, "aquí y ahora" engloba todo, el momento presente...lo único que nos pertenece. Cada día más cerca de mi, de mi esencia, de las cosas que importan...y lejos, más lejos de aquellos que se decidieron alejar. Eso mismo sucedió con los amigos...Algunos se alejaron porque sí, a otros los eché yo, y al final están los que han de estar y llegarán otros nuevos... Y algunos de los que están se perderán y la vida seguirá como si tal cosa...
A mi lado sigue Georgia; no mentiré diciendo que ha sido fácil el intento de "amoldarse" a un ser ajeno... En su "alteridad" está su magia y el reto de dos seres distintos de conocerse, entenderse y a pesar de todo amarse...Después de estos cinco años siento por vez primera que nos hemos escogido, cual dominguero frente a un catálogo de ikea... "Me quedo con él... ó con ella; no sé si es el más guapo o guapa, la más lista o listo, la persona más sensible o cariñosa"...seguramente no, pero somos los que estamos, en el sentido más amplio y consciente de la palabra ESTAR.
Georgia fue la persona que decidió sentarse a "orillas del río Piedra" (que decía Coelho) y esperar... Y no una espera pasiva, sino todo lo contrario. Una espera que exige a la vez que da. Da libertad para irse y regresar... Y yo regresé y me quedé. Me quedé y te odié por no ser él; el hombre que los cuentos de hadas me dijeron que serías... Apuesto, caballeroso, protector... no. Ese no sos vos...sencillamente eres tú, dejándome ser yo...¿Qué más se puede pedir del "otro" que te permita ser tu misma y aceptarte y elegirte un día más?
Una mujer despierta...
domingo, 24 de julio de 2016
viernes, 25 de octubre de 2013
Si no encuentres ninguna razón para quedarte, es una buena razón para irte...
"'What's so clever about working hard?' He said to Momo. 'Anyone can get rich quick that way, but who wants to look like the people who've sold themselves body and soul for money's sake? Well, they can count me out. Even if there are times when I don't have the price of a cup of coffee, I'm still me. Guido's still Guido!".
Hay un momento en la vida de todo ser con una renta mínima y digo renta mínima porque cuando se está bajo el umbral de la pobreza, es decir, sobreviviendo con menos de 1$ al día, no hay lugar para este tipo de cuestionamientos pertenecientes al último escalón de la Pirámide de Maslow...retomamos, "Hay un momento en la vida de todo ser con una renta mínima" que todo lo conseguido en la vida comienza a cuestionarse.
"¿Es esta la vida que imaginé cuando cumplí 17 y me imaginé en el año 2000, en el 2010?, ¿Era este en el lugar en el que me imaginé vivir? ¿Es esta la persona con la que esperaba compartir mi vida?...
Y llegados a este punto sin retorno...tenemos dos escapatorias...bajar al bar a ver el partido que echen hoy y pedir una cerveza, o dos...o lo que vulgarmente se llama..."entrar en la crisis de los 30".
Si a este crisis le unes que eres mujer y estás en periodo premenstrual...reza por no ser el hombre que estés sentado a su lado viendo el partido y trincándote la cerveza. Todo empezará llorando sin saber muy bien porqué, luego admitiendo que toda mujer del siglo XXI puede tener sus crisis y se han de superar con madurez...te pondrás a dieta, te cortarás el pelo, intentarás volver a tu adolescencia ligando con adolescentes 5 años menores que tú...o 6...
Existe un tercer estado que puede o no seguir a los anteriores que implica afrontar tu realidad y tomar una decisión sensata, como por ejemplo, abandonar todo aquello que no te hace feliz...todas las personas que hayáis optado por la opción que yo denomino "no patológica" (gracias Cris) en cualquiera de sus tres vertientes (trabajo, lugar de residencia, pareja) habréis sufrido un aluvión de críticas... "¿Estás segura/o? Mira que ya tienes una edad", "hija/o tu crees que es bueno tomar estas decisiones en plena crisis", "Cuando madurarás y saldrán todos esos pájaros de tu cabeza?...o la mejor ¿Por qué tienes ese odio a España y los hombres/mujeres españoles/as"....
En fins (como diría otro viejo amigo), sopesados todos estos argumentos de peso...rozo los 30, los hombres no me duran dos asaltos, es mi tercera ciudad y el octogésimo curro...si finalmente te bajas al bar, te tomas esas dos cañas, o tres, el baile hormonal hace su trabajo, y el patológico de tu novio o ex te demuestra una vez más "que el pasado conocido siempre puede ser peor"...decides luchar por lograr aquello que realmente te hace sentir vivo.
Hay un momento en la vida de todo ser con una renta mínima y digo renta mínima porque cuando se está bajo el umbral de la pobreza, es decir, sobreviviendo con menos de 1$ al día, no hay lugar para este tipo de cuestionamientos pertenecientes al último escalón de la Pirámide de Maslow...retomamos, "Hay un momento en la vida de todo ser con una renta mínima" que todo lo conseguido en la vida comienza a cuestionarse.
"¿Es esta la vida que imaginé cuando cumplí 17 y me imaginé en el año 2000, en el 2010?, ¿Era este en el lugar en el que me imaginé vivir? ¿Es esta la persona con la que esperaba compartir mi vida?...
Y llegados a este punto sin retorno...tenemos dos escapatorias...bajar al bar a ver el partido que echen hoy y pedir una cerveza, o dos...o lo que vulgarmente se llama..."entrar en la crisis de los 30".
Si a este crisis le unes que eres mujer y estás en periodo premenstrual...reza por no ser el hombre que estés sentado a su lado viendo el partido y trincándote la cerveza. Todo empezará llorando sin saber muy bien porqué, luego admitiendo que toda mujer del siglo XXI puede tener sus crisis y se han de superar con madurez...te pondrás a dieta, te cortarás el pelo, intentarás volver a tu adolescencia ligando con adolescentes 5 años menores que tú...o 6...
Existe un tercer estado que puede o no seguir a los anteriores que implica afrontar tu realidad y tomar una decisión sensata, como por ejemplo, abandonar todo aquello que no te hace feliz...todas las personas que hayáis optado por la opción que yo denomino "no patológica" (gracias Cris) en cualquiera de sus tres vertientes (trabajo, lugar de residencia, pareja) habréis sufrido un aluvión de críticas... "¿Estás segura/o? Mira que ya tienes una edad", "hija/o tu crees que es bueno tomar estas decisiones en plena crisis", "Cuando madurarás y saldrán todos esos pájaros de tu cabeza?...o la mejor ¿Por qué tienes ese odio a España y los hombres/mujeres españoles/as"....
En fins (como diría otro viejo amigo), sopesados todos estos argumentos de peso...rozo los 30, los hombres no me duran dos asaltos, es mi tercera ciudad y el octogésimo curro...si finalmente te bajas al bar, te tomas esas dos cañas, o tres, el baile hormonal hace su trabajo, y el patológico de tu novio o ex te demuestra una vez más "que el pasado conocido siempre puede ser peor"...decides luchar por lograr aquello que realmente te hace sentir vivo.
sábado, 13 de octubre de 2012
"Salta, y encontrarás la manera de desplegar tus alas mientras caes" Ray Bradbury.
Sentada a
la sombra de Colón, en el puerto de Barcelona vi sobrevolar sobre mi cabeza una
cometa y escuché una voz interior con claridad:- ¡Eso es, eso soy, cometa! –
Exclamé. - Sobrevuelo la ciudad con mis brazos extendidos y por momentos me
siento libre, hasta que de repente un hilo tira de mí nuevamente hacia el suelo
y me paraliza.
En ese instante
entendí que la vida tenía reservado para mi mucho más, mucho más que sentarme
sobre un escalón por muy alto que este estuviese.
Solicité mi baja voluntaria en la compañía para la que
trabajaba y en menos de un mes el mundo se abrió en su inmensidad ante mí. He
de confesar que sentí vértigo, después de toda una vida sabiendo siempre lo que
tenía que hacer a la mañana siguiente, por fin había logrado traer a mi vida
ese maravilloso principio de Heisenberg: “El principio de incertidumbre”.
Me consagré a mi nuevo acompañante de viaje: Ganesh, dios de
la cultura hindú que había comprado en un bazar los días previos a la comunicación
oficial de mi renuncia. Por lo que me explicó el vendedor era el dios de la
inteligencia y poseía la capacidad de eliminar todos los obstáculos materiales
que impidiesen nuestro crecimiento espiritual. Qué curiosos somos los seres
humanos, yo que durante toda mi vida había sido incapaz de creer en nada,
estaba absolutamente convencida de la fuerza mental que esta deidad con cuerpo
de buda y cara de elefante me concedía.
Mis últimos días en Barcelona fueron únicos. Días llenos de
emoción, demostraciones de cariño y noches sin descanso, viviendo la vida con
la certeza de que solo el presente nos pertenece. Como si la vida hubiese
decidido premiarme por disfrutarla al máximo, se cruzó en mi camino, casi por
casualidad, como pasan las mejores cosas en este mundo, “mi sueño de siesta”. Georgia
apareció en mi vida seis semanas antes de emprender mi viaje para regalarme un
amor tan puro y desinteresado como sólo pueden ser los amores de 6 semanas.
Tiempo de coser, tiempo de romper. Paulo Coelho.
Mezclé los óleos de la misma forma que él había destrozado mi corazón aquella
fría noche de diciembre, con desprecio infinito y cruel.
- ¿A qué
le tenés miedo Martiña?- Me preguntaba mi amigo bonaerense la noche de fin de
año del 2009.
- A la
rutina, Pablo, a llenar mi cuaderno de sensaciones de días grises, sin vida. A
hacer cada mañana el mismo recorrido, o aún peor, lamentar no poder hacerlo.-
Contesté.
Un domingo más, sin saber, sin dejar de saber. Con el poso
en el corazón del amargo y a la vez adictivo sabor del vino de aquella última
noche, emprendo el viaje hacia mi nueva vida.
Tiempo
atrás me despertaba en la mitad de la noche con la psicosis de que la alarma del despertar no
había sonado y llegaba tarde a la oficina. Durante unos segundos me quedaba mirando
al techo, dudando si eso era lo que quería para el resto de mis días.
Cuestionándome si ese inconformismo sería tan personal y único o por el contrario, esa
misma mañana otros muchos rostros mirarían a su alrededor haciéndose la misma
pregunta.
Cada
mañana salía a la calle con ese tedio en el alma. Cuando por fin lograba
hacerme hueco en el metro me entretenía observando las caras de la gente.
Visualizaba sus vidas, y una mezcla de tristeza y lástima me embargaba. Tristeza
al sentir que muchos de ellos habían perdido el control de si mismos sin apenas
darse cuenta. Era como si una gran tela de araña nos mantuviese a la inmensa
mayoría atrapados dentro del Sistema, en una ceguera permanente, inmóviles.
Deseaba
salir de esa jaula sin barrotes pero para ir dónde.
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